viernes, 2 de octubre de 2020

Capítulo 8




Gino llega a Palacio más tranquilo.
--Eliminar a Pablo es lo mejor que puedo hacer. Antes que tenga un hijo.Antes que su semilla maldita se reproduzca. Con él muere la amenaza que significa toda su maldita familia.
Gino se encierra en su biblioteca privada a beber y a pensar. Está muy intrigado pensando en cuales serían las últimas palabras de su hijo. Piensa que a lo mejor Pablo tenía razón y no fue nada importante:
--No creo que Benicio sepa la verdad..
Tiene una duda. Va hacia su caja fuerte y es entonces cuando se da cuenta que faltan los documentos que le robó Benicio.
--¡¿¡que hiciste¡ ¡¡qué hiciste?¡
Mira la foto de su hijo muerto. La mira con rabia.
--¿¿¡porqué?¿¿porqué? ¡¡traicionaste a tu sangre¡
Le da mucha rabia que su hijo le haya robado:
--¡¿¿porqué beneficiar a ese muerto de hambre?¡
Siente dolor por la muerte de su hijo y por su traición:
--¡¡si por tu culpa pierdo todo te maldito, te odiaré toda la vida ¡
Con rabia golpea el retrato contra la estantería. Lo rompe. 
--Esos documentos no pueden caer en manos ajenas.
Llama a sus secuaces. Quiere saber lo que está haciendo Pablo. Lo están siguiendo. Como sabe que no está en su casa, Gino regresa y lo registra todo. No encuentra nada.
--¡¡maldita sea¡
Pablo está buscando a Kassandra pero no logra saber de ella, lo único que averigua es la sospecha que regresó a su Argentina natal. Pablo está muy intrigado por lo que le confesó Benicio y en especial lo que se refiere a su padre. Mientras va hacia su casa va pensando en lo que lo que recuerda que le dijo Benicio:
--algo de Kassandra y un cuadro... y mi padre... ¿¿qué estafaron a mi padre?
Pablo se lleva las manos a la cabeza aturdido:
--¿¿quien?¿porqué?¿como? Si mi padre jamás ha tenido nada.
Pablo está muy concentrado en sus cosas, mientras está cruzando la calle no se da cuenta que un auto se dirige hacia él, está apunto de arrollarlo. Los gritos de una anciana desde la otra acera hace que dé un paso atrás y sale ileso mientras el conductor del auto se va muy molesto. La anciana se acerca a él:
--¿te encuentras bien, hijo? ¡¡que susto... parecía que iban a por ti¡ ¡¡ha salido de la nada¡
Pablo tranquiliza a la mujer:
--seguro que debe ser un borracho.
--por si acaso ve con cuidado.
--Lo haré.
Pablo llega a su casa. Sólo piensa en Benicio:
--¿¿qué mensaje me quería dar?
Al entrar en la casa y verlo todo revuelto empieza a pensar que tras las palabras de Benicio se esconde algo grueso.
--¿me querían robar?¿matar?
A Pablo le da miedo pero piensa en su padre:
--¡¡si lo que tenga que descubrir tiene que ver con él llegaré hasta las últimas consecuencias¡¡ 

Candela está sola en su recámara.
--Viuda... soy viuda.
Está algo aturdida. Todo ha pasado demasiado rápido. Se da cuenta todo el lujo que hay a su alrededor. En el Palacio de su padre era una más de las hijas, sólo le tocaría una pequeña parte, en cambio aquí es la viuda del heredero. Sonríe con ambición:
--lastima que el tonto de Benicio no me dio la oportunidad de tener un hijo suyo.
Sus ojos brillan:
--¿te imaginas?
Se ríe frente al espejo:
--Soy rica... viuda.
Entra Gino. Está borracho y le da rabia verlo reir. La mira con rabia y con deseo. Candela lo mira furiosa:
--¿¿¡qué hace acá?? ¡Fuera¡
Gino se le acerca con cara de depravado:
--ahora si tendrás motivos para reírte, puta.
Candela lo mira con miedo:
--¡¡si no se va gritaré¡
Gino le pone la mano en la boca. Ella lo mira asustada. Él se ríe mientras la va tirando a la cama:
--No me mires con esa cara, te la vas a pasar muy bien... muy bien. De alguna manera me tienes que pagar que estés aquí. Me debes servir para algo.
Candela está horrorizada, trata de gritar, trata de huir pero Gino la ha hecho prisionera de su cuerpo. Candela siente el miembro viril de Gino clavarse en ella como un puñal que la atraviesa. Llora de rabia mientras que Gino aúlla de placer. Necesita ese desahogo. Acostarse con su esposa es la venganza de Gino hacia su hijo por haberle traicionado. Candela llora después de la consumación de la violación. Está casi en shock. Gino se sube los pantalones, la mira con cara de depravado:
--¡¡ya deja de llorar¡
Candela está muy asustada. Él le agarra del cuello:
--si abres la boca te mato, te mato.
Gino se va hacia la puerta:
--si te quedas en aquí ya sabes para qué es.

Al día siguiente Gino despierta de buen humor satisfecho por el rico polvo que echó la noche anterior. La sonrisa se le borra del rostro cuando se entera que Pablo ha desaparecido. Gino golpea un puño contra la mesa de su despacho con rabia. Está seguro que Pablo lo sabe todo y que por eso ha huido:
--¡¡encuéntrenlo hasta por debajo de las piedras¡

Pablo llega a Argentina, a Buenos Aires. Esta algo aturdido. No tiene ni idea de por donde empezar.
--¿¿como voy a encontrar a una gitana que apenas vi una vez de lejos en esta ciudad tan grande??
Kassandra apenas sale de su casa, se la pasa mirando los dos cuadros que tiene de su amado. Mientras va creciendo su panza le va hablando al bebé de su padre. Tiene deseos de saber de él, de saber que es de su vida pero el rencor que le tiene y la promesa que le hizo a su abuela la retienen. Es feliz llevando al hijo de Benicio en su seno. No imagina que Benicio la amó de verdad y que está muerto. En una noche tormentosa Kassandra se pone de parto. Dorinda está muy asustada porqué el médico no llega. La vecina, que es comadrona, es la que atiende a Kassandra en el parto. Es un niño.
--¡¡es una belleza¡¡ --dice la comadrona.
Se lo enseña a la abuela pero Dorinda no quiere saber nada de ese bebé. Tiene miedo que se cumpla la maldición que ella misma le echara. Además lo que más le preocupa es su nieta.
--¿¿como está ella?
Kassandra ha perdido el conocimiento para no volver a recuperarlo jamás. Dorinda se pone como loca al darse cuenta que su nieta está muerta. Se maldice así misma, a Benicio, a ese bebé.
--no diga eso... el bebé se quedó solo --dice la comadrona.
--¡¡no lo quiero, no lo quiero¡ ¡¡¡lléveselo¡
La comadrona acuna a ese bebé con cariño:
--es su nieto¡no diga eso¡
--¡¡ese bebé lleva una maldición¡ ¡¡¡lléveselo¡ ¡¡lléveselo¡
Dorinda no quiere tener cerca a ese bebé además siente que alejarlo de ella es la única manera que tiene proteger a ese bebé de la maldición. La comadrona se lleva a ese bebé a su casa. No es hasta después del entierro de Kassandra que se da cuenta que Dorinda definitivamente no lo quiere y entonces lo abandona en la puerta de una iglesia. Mientras Dorinda se dispone a hacer fuego con los dos cuadros que pintó su hija de Benicio. Mira el rostro del joven príncipe con odio:
--¡¡todo es tu culpa¡ ¡¡tu culpa¡¡



como Kassandra y como dorinda. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Capítulo 50 y último

  Después de tanto tiempo buscando ese cuadro, Cruz no se puede creer que al fin lo tenga delante. Se lo queda mirando fijamente. Andrea es...