viernes, 2 de octubre de 2020

Capítulo 47

 


















Cruz sabe perfectamente que está ante un Príncipe. Lo ve como alguien que está acostumbrado a tener fácilmente lo que quiere y no quiere arriesgarse a que después de disfrutar de él lo deje sin haberle llevado al cuadro. Igualmente sabe que el Palacio es demasiado grande y tiene demasiados custodios como para pensar que las cosas se den tan fácilmente como con Juan. Quiere estar seguro de lo que hace. No quiere que Andrea esté muerto con su cuerpo, desea que lo ame. Andrea está ahí ante Cruz esperando por un beso pero Cruz no se lo da. Aunque por un lado a su orgullo de macho le sienta bien ser tan seductor y haber conseguido a los dos hijos del Príncipe de una manera tan fácil no quiere irán rápido  quiere estar seguro.  Andrea mira a Cruz boquiabierto. Frustrado, está seguro que ahora venía beso y se ha quedado con las ganas. Cruz empieza a recoger. Andrea está detrás de él, sin sacarle los ojos de encima. A Cruz le gusta sentir su deseo. Lo mira y le sonríe muy sensualmente.
--¿te ocurre algo? ¿necesitas algo de mi? --le dice con una cálida voz.
Andrea tiene escalofríos por todo el cuerpo.  Temblando le dice:
--gracias por la flor. Nunca nadie me regaló flores.
Cruz le guiña el ojo. Le está coqueteando a la descarada y Andrea no se lo puede creer.
--que bueno ser el primero.
Y en seguida se vuelve a girar. Le da el culo a posta para seducirlo aún más y lo logra. Lo mira de reojo satisfecho por lo bien que ha salido todo. Andrea esta seguro que Cruz siente algo por él pero no está acostumbrado a tomar la iniciativa pero al ver que Cruz se va y no le dice nada Andrea le agarra la mano. Cruz lo mira serio:
--¡¡no me toques la mano¡
Andrea se aparta aturdido. Avergonzado. Luego Cruz le sonríe y le dice guiñándole el ojo:
--son mi herramienta de trabajo.
Andrea está muerto con él y decide jugársela a todo o nada y se dispone a lanzarle tremendo beso. Cruz está satisfecho. Andrea se está comportando tal y como esperaba. Espera a que los labios de Andrea estén rozando los suyos. No responde pero tampoco parece que se vaya a oponer. Andrea ya está saboreando esos labios que tanto desea. Está seguro que su sueño se está por hacer realidad que Cruz es el principe con el que tanto soñó y que viene a rescatarlo para llevarlo a un mundo feliz. Justo cuando Andrea está casi por rozar los labios de Cruz éste pone la mano entre los dos. No se muestra agresivo sino más bien decepcionado aunque todo es fingido. Andrea se ha quedado en shock, no esperaba que no se le diera.
--creo que te equivocas conmigo.
Andrea se lleva las manos a la cabeza aturdido. Sólo alcanza a decir:
--perdona  perdona.
Cruz se aleja. Andrea no se resiste a que ese hombre no sea para él. Tiene miedo que si se va enojado no lo vuelva a ver. 
--¡¡No te vayas así¡¡
Cruz se va fingiéndose ofendido. Sonríe satisfecho. Sabe que Andrea es un hombre tímido y le gusta que se lance por él. Lo siente desesperado y eso va muy bien para sus planes.
--¡¡Dime como te llamas¡ ¡¡por favor¡
Cruz lo mira fingiéndose en todo momento decepcionado. Le muestra la maleta con su falso nombre.
--el de verdad  te quiero volver a ver.
Pero Cruz desaparece tal  y como ha aparecido. Para Andrea es algo mágico. Nadie sabe de él. Se siente feliz de haberlo conocido pero triste porque teme no volverlo a ver.
--tengo que volver a verlo ¡¡tengo que hacerlo...¡
Pero no está acostumbrando a hacer nada y todo le viene demasiado grande.















Por su lado Cruz narra su hazaña ante las chicas y un celoso Juan.
--¿no entraste en sus aposentos?
--No, era la primera vez y sí en su cama me metía pero para lo otro...  es demasiado pronto. Es un príncipe. Para coger no me va a llevar a sus aposentos. Tengo que enamorarlo de verdad, que se vuelva loco por mí para que haga mi voluntad.
--si, tal vez tengas razón --dice Maria Lidia.
--cuando más tarde en hacerle caso más loco por mi se va a volver y eso nos conviene para el plan.--Cruz.
Juan se muestra moralista pero lo que más le duele es la posibilidad que Cruz se deslumbre por Andrea y se quede con él. No soportaría que Cruz estuviera con otro y menos con su hermano. Por el hermano que cree legítimo, el que sí quisieron, el que lo tuvo todo.
--¡¡eres un desalmado¡ ¿¿¿es que no te duele hacer sufrir a los demás?¡ --Juan.
Cruz lo siente celoso y le hace gracia.
--¿celosita? --dice Cruz exagerando un tono muy afeminado.
--¡no, claro que no¡
Cruz le toca la cara burlón y le dice:
--¿que pasa que el nene quiere a su hermanita? ¿la quiere proteger de mí? Venga, tú mejor que nadie sabes que en la cama se lo pasará bárbaro conmigo.
Cruz le da un par de cachetes en la mejilla y le guiña el ojo divertido. Juan se lo saca de encima.
--¡¡no me toqués la cara¡ ¡¡sos una bestia¡
Las chicas se ponen del lado de Cruz:
--Juan, entiendo que te duela pero es demasiado importante llegar al cuadro. Aunque él sea hijo de tu padre no sabemos si podemos confiar en él. Por algo el destino nos ha traido a ti y no a él.
--pero ahora si nos ha traido. --dice Juan que haría lo imposible por evitar el.coíto entre Cruz y su hermano.
--deja que Cruz lo enamore y luego si no logra nada tal vez veamos la posibilidad de unirlo al grupo. --dice Maria Lidia.
Cruz abraza a Juan por el cuello. A los dos les gusta mucho tocarse aunque no lo aceptan.
--¿qué te molesta --le dice Cruz con ironía-- que me acueste con tu hermanito porque lo querés o porque me querés a mí y te duele que esté con otro?
Juan le da un empujón a Cruz y lleno de rabia le dice:
--¡¡vete al diablo¡¡
y se va muy triste. Cruz se queda con muy mal cuerpo. Maria Lidia mira a su hermano regañón:
--estás tensado demasiado la cuerda y tal vez cuando quieras echar marcha atrás ya no será posible.
Cruz no quiere hablar de sus sentimientos hacia Juan y se va enojado. Maria Lidia se refugia en Clara que la reconforta con su cálido amor. Juan se tumba sobre la cama muy triste. Se le escapan las lágrimas.
--¡¡no quiero llorar¡ ¡¡no quiero llorar¡
Pero no puede evitar sentir una profunda tristeza. Cruz iba a entrar al cuarto pero como sabe que está Juan prefiere evitarlo y se va un rato al bar.

Andrea sobre su cama no deja de pensar en Cruz.
--¡¡tiene que volver¡
Le ha cautivado su belleza, su simpatia.
--¡¡quiero que sea él¡
Su principe ya tiene cara y desea a Cruz. No desea a otro.
--¡¡tiene que volver a mí¡
Iván entra en los aposentos de Andrea.
--¿¿qué haces aquí??
Iván lo mira sorprendido.
--bueno creí que podía venir siempre.
Andrea se levanta sofocado.
--¡¡pero aquí no¡
Andrea no quiere que lo encuentren con su amante en su recámara.
--Pero es que te estaba esperando en nuestro lugar y no has venido.
--¡¡es que me duele la cabeza¡
Iván se queda sorprendido:
--¿¿qué?¡
--¡¡por favor vete¡
--pero...
--¡Vete¡
Andrea no lo había tratado nunca así y le molesta.
--me voy pero si me prometes que nos veremos más tarde.
--¡¡no, no nos volveremos a ver más¡
Iván nunca pensó que Andrea fuera a tener tantas agallas y de hecho Andrea tampoco y eso lo hace sentir bien. Está más seguro que nunca que el misterioso mago es el principe que ha venido para rescatarlo de la tristeza que es su vida y hacerlo muy feliz.

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