viernes, 2 de octubre de 2020

Capítulo 24

 


Cruz está manejando su auto. Juan detrás. Aunque le duele que Cruz no haya querido que se sentara a su lado no le piensa reconocer.
--Así me gustan que me traten a mí. Como un señor. Ya noté yo en seguida que tenías alma de mucamo. --dice Juan con desprecio.
Cruz se molesta mucho:
--¡oye que tú eres un muerto de hambre y mi mamá tenía mucha plata, que no se te olvide que yo vivo en una gran casa y tú en una pocilga¡¡
A Juan no le gusta que Cruz lo quiera hacer sentir inferior por carencias economicas:
--el dinero no hace la clase --le reprocha Juan.
Cruz se le ríe. Lo trata muy despectivamente:
--¿¿qué pasó, boludo?
--¡¡cuidado con esa palabrita¡
Juan está muy molesto. Es algo que le puede. Desde pequeño. Nunca soportó que lo llamaran así.
--¡¡pues no te comportes como un --sonríe burlón-- eso...
Juan está muy enfadado pero se lo traga. No quiere que Cruz se sienta triunfador.
--pues anda que tú...
--Almenos yo no me creo muy muy porque me parezco a un principe ¿¿qué pasó? ¿es que ya te sientes hijo de ese principe? --dice Cruz riendo.
Juan lo mira amenazante:
--¡¡cuidado con tocar esos temas. Yo almenos tuve un padre y una madre que me quisieron¡ ¡¡no se burlaron de mi madre por regalada¡
Cruz hace una mala maniobra y casi chocan contra un semáforo.
--¡que nardo que sos¡ --dice Juan con desprecio.
Cruz se para:
--¡¡No hables de lo que no sepas¡ ¡¡Mi madre es sagrada¡ 
Cruz está muy ofendido.
--Está bien... lo siento--dice Juan.
Aunque a Juan le gusta atacarlo para no reconocer que le gusta tampoco no le quiere hacer daño. Le duele que sufra.
--Será mejor que no nos metamos en cosas de familia --Juan.
A Juan se le escapa la vena tierna y para que Cruz no se ría de él antes que lo diga Cruz lo dice Juan:
--hay tanto de ti para reirse que no necesito más..
Cruz golpea el volante:
--¡almenos yo no soy un boludo¡
Juan tiene que hacer un esfuerzo para no saltar contra Cruz pese a que está al volante.
--¡tú eres un inutil, la proxima vez manejo yo¡ ¡¡tú me vas a matar¡
--¡¡yo manejo muy bien¡
Juan se le ríe y Cruz se enoja.
--Ve por ahí... llegaremos antes.
Cruz está siempre a la defensiva:
--Yo no tengo que hacer lo que tú digas. Por el otro lado hay un convento. Comencemos por allá...
Juan habla lo más despreciativamente que puede:
--¡¡no seas tarado, tenemos que ir a mi casa a buscar alguna foto mia de bebé¡
--¡¡no me extraña que no te guste que te llamen boludo. No haces más que decir boludeces¡
--Aquí el único boludo eres tú--dice Juan haciendo un esfuerzo sobrehumano para tragarse su rabia.
Cruz le sonríe y con ironía le dice:
--Pero el que dice boludeces eres tú..No sé que vamos a arreglar con fotos... todos los bebés son iguales.
--Si --dice Juan con burla-- pero es que tengo una foto del mismo día que me abandonaron a lo mejor alguien reconoce la ropa.
--¿¿como va a reconocer alguien la ropa después de tantos años? son casi 30 --Cruz con desprecio.
--te recuerdo que esto ha sido idea de tu hermana.--se defiende Juan.
Han llegado a casa de Juan. Cruz va a bajar con él.
--Puedo ir yo solo.
--No me fío de ti.
Juan lo mira seductor:
--¿No será que quieres abusar de mí? --dice burlón.
Los dos están ardiendo de deseo pero sus expresiones son duras. 

Culo de Cruz
Culo de Juan

Juan y Cruz están deseando encontrarse en el ascensor a solas pero Cruz decide ir caminando para molestar a Juan, para hacerle sentir que no quiere estar con él. A Juan le da mucha rabia pero sigue tras él:
--¡¡para eso te podías haber quedado en el auto¡ ¡¡no sé quien es el boludo ahora¡ --dice Juan.
Sin mirarlo Cruz dice:
--¡¡tú... siempre tú¡
Juan se muere de rabia pero también de deseo. Le encanta el culo de Cruz y tiene que hacer un gran esfuerzo para no pellizcarlo. Su mano casi se podría decir que va sola y Juan se la tiene que morder para no tocarle el trasero. Cruz siente el deseo de él y se aprovecha para burlarse de él. 
--¿¿qué pasa? Tanto te gusta mi culo que tienes que morderte la mano para no meterme mano.
--¡¡pero que decís¡ ¡¡ya te gustaría a ti¡
Juan le da un empujón y pasa de largo. Se pone delante de él y ahora es Cruz el que lo devora con los ojos:
--que culo tiene el cabrón --dice para sí.
Juan entra en su casa y va directo al dormitorio. Cruz lo sigue. Los dos se miran. Miran la cama. Están vibrando en deseo. Los dos se mueren por arrancarse la ropa. La piel. Juan le debe una y se la cobra. Muy ofensivamente le dice:
--espero que te controles... No sé... que no tengas ganas de hacerme el amor. A mi me gusta curtir con cualquiera pero tú eres demasiado patoso en la cama.
Cruz se ríe. Una risa con rabia. Una risa para disimular que no está enfadado cuando sí lo está:
--¿qué decís?... el que te mueres por curtir conmigo eres tú a mí.
--¿y porque dejaste que yo hiciera lo que quisiera con ese culo? --Juan burlon.
Los dos chicos están muy sofocados y haciendo un gran esfuerzo para que no se note que están tremendamente atraidos el uno hacia el otro.
--Fue por el cuadro, para ver si lo tenias...
A Juan recordar esto es algo que le da mucha rabia pero se lo calla:
--pero no hacía falta llegar tan lejos.
Cruz lo trata con la mayor frialdad que es capaz de fingirle.
--Bueno tengo mis necesidades y aunque te gastes unas pintas horribles para una emergencia...
--Si, ya imagino que te urgía mucho. Nadie debe acercarse a un tarado como tú.
--¡¡yo tengo sexo todos los días.¡ --Cruz ofendido.
--Pues cualquiera diría --Juan burlón.
Cruz no le puede rebatir porque Juan ya tiene la foto en la mano:
--¡vamos.¡
Y como si le molestara ir con él dice:
--¡¡cuanto antes acabemos mejor¡
A Cruz le duele mucho sentir el desprecio de Juan. Pasan la mañana juntos. 
--¡¡basta ya... estoy podrido¡ ¡en mi vida pensé que hubieran tantos conventos¡ --Juan.
--Pues aún nos quedan la mitad.
--¡¡estoy es una perdida de tiempo... no vamos a encontrar nada¡ 
--Te recuerdo que no ha sido idea mía. Si quieres mañana vengo yo solo --Cruz.
En realidad a Cruz le apetece mucho pasar de nuevo el día junto a Juan. De hecho a los dos lo que en ese momento les apetece mucho es un coito bien apasionado.






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