viernes, 2 de octubre de 2020

Capítulo 23

 


Maria Lidia les pide que se den la mano.
--¡¡esto es un juego de niño¡ --Cruz como si le molestara mucho.
--¡¡eres tú el que no se sabe comportar¡
Maria Lidia agarra la mano de uno, la del otro. Las une. Ellos fingen que les incomoda... les encanta.
--¡¡y si no se comportan la proxima vez... beso¡ --amenaza Maria Lidia.
--seguro que al boludo le gusta --murmura Cruz.
--¿¿qué dijiste? --Juan molesto.
Maria Lidia los fulmina con la mirada. Cruz se sienta:
--¿¿seguimos trabajando?
Juan y Maria Lidia se sientan también. Juan y Cruz no dejan de mirarse muy nerviosos y excitados. Juan entonces les cuenta lo que sabe de sus padres biológicos:
--Sé que mis padres me recogieron de un convento. No sé nada más. Nunca me preocupé.
--Flor de boludo. --Cruz.
En vez de molestarse por la palabra Juan dice:
--¡¡se nota que a ustedes no le han faltado nada¡ ¡¡¿¿crees que es fácil sentir que tus padres no te quisieron??¡
--bueno... en realidad nosotros recién nos acabamos de enterar quien es nuestro padre --Cruz
Juan y Cruz se dan una pequeña tregua.
--¿y en que convento? --Maria Lidia.
--No sé. Yo te dije que nunca me interesó el tema, no pregunté.
A Cruz le ha conmovido la historia de Juan. Se levanta. Le pone las manos en los hombros. Juan lo mira sorprendido. Es la primera vez que lo ve amable. Le gusta aunque no piensa aflojar fácilmente. La mirada de él es dura. Además está seguro que Cruz en ese momento lo que siente es compasión por él. Se aparta brusco.
--¡¡No me mirés así¡ ¡¡no necesito tu compasión¡
A Cruz le duele mucho el rechazo de él. Se pone agresivo.
--¡¡yo sólo te quiero ayudar, boludo.¡
Juan se golpea los puños:
--¡¡que no me llames boludo¡
Los dos chicos se miran con rabia. Maria Lidia se les mete en medio:
--¡¡pero qué pesado que son ustedes¡ ¡¡si uno fuera mina solo faltaría que se besaran y casaran¡
Maria Lidia no imagina que los chicos se gustan. Estos se hacen los ofendidos. Se dan la vuelta para no mirarse a la cara pero sí se miran de reojo.
--¡¡Yo me estoy ocupando de Clara, ustedes dos vayan a buscar en los conventos haber que pueden encontrar¡
--¿y qué vamos a hacer en un convento? --protesta Juan.
--No sé... ustedes vayan ¿¿es que todo lo tengo qué hacer yo?? --Maria Lidia,
Mirando siempre de reojo al chico que tanto le gusta, Cruz dice:
--Aquí le tengo que dar la razón al bo--no dice la palabra porque Juan lo mira con mala cara y tiene ganas de estar a solas con él-- a Juan porque, Marili ¿sabes la de bebés que deben haber abandonado en los conventos y la de conventos que hay en la ciudad?
--Sin contar que no me consta que fuera en esta ciudad. Es algo imposible.
Maria Lidia los mira a los dos:
--¡¡inténtenlo, por algo tenemos que empezar¡
Luego mira a Juan:
--¿cuando te adoptaron?
--Si lo sabe porque con este bo...
Cruz habla con cierto desprecio. En esta ocasión es Juan el que habla para que no diga esa palabrita que tanto le molesta.
--Si claro... tenia días.Tengo fotos de recién nacido.De hecho sé la fecha exacta en la que me sacaron del convento... Es precisamente cuando celebro mi cumpleaños. Cada 5 de diciembre, ahora hará 27 años.
--Bueno, pues ya es algo Yo creo que con eso podemos empezar. --dice Cruz.
--No veo porque yo tengo que ir con éste. --dice Juan.
Aunque los chicos se esfuerzan en fingirse desprecio se detestan como se desean.
--¡¡porque soy yo el que te metió en esto¡ ¡Si quieres averiguar de tus papás solo pues luego no vuelvas¡ --dice Cruz molesto.
Juan hablaba por disimular. En realidad está encantado de ir con Cruz. Por si a caso Maria Lidia dice:
--Yo me estoy ocupando de Clara así que...
Juan no la deja acabar:
--¿¿qué quiere decir con ocupando? ¿qué le haces? --pregunta Juan pícaro.
Maria Lidia se pone nerviosa.
--No, nada... Ya me voy.
La mujer se va deprisa. Cruz no se da cuenta de nada porque no hace más que mirar a Juan, su trasero. Su cuerpo en general que le gusta mucho.
--como está el cabrón... lástima que sea un boludo --dice para sí.
--Oye, ¿tu hermana es así o está muy rara? Es que siempre que se le habla de la tal Clara pone una cara...
Pero Cruz está admirando la belleza de Juan y no le hace caso. Juan siente el deseo de Cruz y le gusta. Y usa eso para humillar a Cruz porque si hay otra cosa que le gusta al uno a parte del cuerpo del otro es precisamente hacerlo molestar.
--¿¿qué tanto miras? Ya sé que soy lindo pero no eres mi tipo.
A Cruz le molesta mucho la cara de burla de Juan.
--¿¿¿qué decís? ¿¿¡qué más te gustaría a ti? --dice Cruz fingiéndose que le molesta.
Juan no le ataca porque se da cuenta que así es como más lo molesta.
--Si claro¿y qué más?
Juan le habla con ironía. Pasa de él. Cruz lo agarra del brazo pero Juan se aparta:
--¡¡no me toques¡ ¡¡no soporto que me toques¡
Cruz se acerca a él pícaro:
--pues cuando curtimos no decías eso.
Juan está temblando. Le gusta demasiado la cercanía del otro. Se hace el fuerte.
--¡¡tú lo has dicho curtimos¡ ¡¡Yo curtí contigo y no me interesa nada más, si tú buscas algo más te equivocaste de chico¡
Juan vuelve a darse la vuelta pero Cruz se pone frente a él molesto:
--¡¡oye que yo hice el sacrificio por buscar una pista pero tú no me mueves ni un pelo¡
A Juan le da mucha rabia las palabras pero se muerde la lengua. No le quiere dar gusto. Se hace el indiferente.
--Perfecto. Yo a ti no te gusto y estar conmigo fue sólo un sacrificio, para mí fue un desahogo. En realidad da igual el agujero en el que se meta. Lo importante es descargar.
A Cruz le ofende mucho que Juan diga que sólo lo usó:
--¡¡Quien te crees que soy yo? ¡¡Yo no soy un hombre de usar y tirar¡¡
Juan lo mira burlón:
--Mira si te enamoraste de mí, lo siento. A mi no me interesa.
Juan se le adelante. Sale de la casa con una sonrisa de orgullo. Ahora el tiene la delantera, es él quien lo lleva. Quien lo ataca. Juan se siente superior. Cruz lo ve así y le da rabia. No soporta que Juan lo mira por encima del hombro.
--¡¡yo por ti no siento nada¡
--Mejor porqué a mí no me pasa nada contigo.
Juan se muestra muy tranquilo. Va hacia el auto de Cruz:
--¿nos vamos? Tenemos mucho que hacer.
Juan está en la puerta del acompañante. Cruz entra  en el auto y muy molesto le dice:
--¡¡tú atrás, no me gusta la compañia de boludos¡
Juan fuerza una sonrisa pero le molesta mucho el rechazo de Cruz. Le hubiera gustado mucho estar sentado a su lado

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