viernes, 2 de octubre de 2020

Capítulo 46



Mientras en una habitación aislada del Palacio de Los Principes de la Civetta, dos hombres han hecho el amor. Un cuarentón (Iván, complice de Gino) y el joven Andrea. Apoya la cabeza en el pecho de su maduro amante.
--como me gustaría que estos momentos fueran más duraderos.
--no duran más porque tú no quieres. Eres tu el que no quieres estar conmigo.
Andrea besa el pecho de Iván:
--no digas eso. Sólo te tengo a ti.
Andrea tiene la mirada triste. El peso de una vida no feliz.
--sólo contigo vivo. Sólo tú me has enseñado a vivir.
Iván hace que lo mire. Lo acaricia:
--entonces ¿porqué te conformas con tan poco?
Andrea acaricia a Iván con cariño:
--tú más que nadie sabes lo que ha sido mi vida. Tú me has visto nacer, crecer. No sé porque nadie me quiere. Mi abuela no me hace caso y mi abuelo me quiere convertie en algo que no soy.
--dile que me amas. ¿no te puedes jugar por mi?
--no  no puedo. Soy el Príncipe
Iván se levanta y se empieza a vestir.
--Lo que pasa es que no me amás¡
Iván espera que Andrea lo siga pero no lo hace. Andrea se queda frustrado en la cama. Se abraza a la almohada.
--sí, es cierto. Sólo he encontrado sexo en ti.
Iván es el único hombre que ha conocido y disfruta mucho del sexo pero tiene un gran vacío en su corazón.
--¿algún día encontraré el amor?
Ese Palacio es su cárcel. Aislado por su familia ha acabado aislándose él. Se ha acostumbrado a su soledad aunque también le pesa. Iván es su refugio pero no es lo que ha buscado en un hombre. Andrea se levanta desnudo en la ventana. Las paredes son muy altas. No se ve la luna.
--ojalá pudiera pedir un deseo.
Andrea piensa en los príncipes, un príncipe azul como esos que su nana le leía de pequeño:
--ojalá existiera. Ojalá llegara mi principe azul y me sacara de esto. Aunque el lujo fuera menos yo me sentiría feliz si mi príncipe me rescatara.
Aunque con Iván se desahoga no colma sus sueños. Tumbado en la cama con los brazos bajo el cuello piensa en como le gustaría que fuese su príncipe:
--tiene que ser guapo, que parezca un ángel.Dulce, divertido  y muy romántico.

Mientras Cruz está ensayando el truco de la rosa con Clara y Maria Lidia. También sirve para pequeños peluches que saca de entre el pelo de las chicas, de detrás de las orejas.
--¡eres genial¡ ¡¿¿cómo lo hacés?¡ --pregunta Clara.
Cruz las mira divertido.
--Eso es un secreto..Ningún mago desvela sus secretos.
Maria Lidia se acerca a su hermano en plan zalamera.
--a mí me lo tienes que decir soy tu hermana favorita ¿¿cual es el truco?
Cruz sonríe, saca una rosa del pelo de Maria Lidia y se la entrega a ella:
--eres mi hermana favorita, mi única hermana.
la besa en la mejilla:
--pero hay cosas que no se puede desvelar a nadie.
Cruz les guiña el ojo a los dos y va a salir del cuarto.
--Cruz ¿¿qué pasa con Juan?
El nombre de Juan lo hace estremecerse. Cruz se queda un rato girado para que no se le note que le gusta, que le impacta escuchar su nombre.
--¿qué pasa de qué?
--hermano. No me gusta ver como te comportas como una bestia acostándote con quien sea.
--No me des sermones. Lo hago por las pistas.
--¿y no te molesta? El sexo no es un juego.
--No, es una diversión. Me encanta acostarme con desconocidos. Siempre me gustó y lo de lograr alguna pista a cambio es un valor añadido que lo hace más excitante.
Cruz se da media vuelta pero Maria Lidia de nuevo lo llama:
--¿y el amor?
Cruz no se atreve a mirarla:
--el amor no existe.
Y se va muy aturdido. Maria Lidia se queda angustiada.
--me da miedo que deje escapar el amor de su vida por una tontería. Por simple orgullo, miedo... ¡¡que sé yo¡
La mujer está muy alterada pero el amor de Clara, sus caricias la calman.
--Estoy segura que Cruz y Juan son el uno para el otro. En el momento más inesperado aceptaran que se aman.
--eso espero o los dos serán muy desgraciados.
--así son todos los hombres, unos tontos que se dejan llevar por su orgullo, su impulso de macho.
Las chicas están un buen rato abrazadas, se besan















Cruz llega al cuarto. Juan está en la ducha para tratar de sacarse el sofocón que le provoca la presencia de Cruz. La puerta está semiabierta. Cruz no se puede resistir y aunque tiene miedo que Juan le sorprende le atrae demasiado su cuerpo. Lo ve atraves de los cristales de la ducha. Le fascina ese cuerpo. Eso sí que no se lo puede negar. Le gusta verlo desnudo, ver como Juan recorre su cuerpo con sus manos aclarando su cuerpo de jabón. Se lo queda mirando por largo rato hasta que ve que Juan va a salir. Entonces se desnuda rápidamente y se mete en la cama porque no se atreve a darle la cara. Juan entra desnudo. Cruz está en bolas en la cama, casi sin tapar. Juan lo mira con deseo. Lo cree dormido.
--este cabrón me mata.
Pero le mira la cara:
--parece tan angelical mientras duerme.
Recuerda sus besos, sus caricias. Acerca su mano para acariciarlo pero no lo hace:
--¡¡no es más que un demonio¡¡
Para los dos es una tortura estar durmiendo en la misma habitación, verse en bolas y no poder desahogarse. Tener que hacer que se odian con las ganas que tienen de devorarse. Almenos cuando el sexo los llenaba se sentian menos frustrados para fingir. Cruz lo escucha sin atreverse a decir nada. Unas lágrimas deslizan por sus mejillas. Al igual que por las de Juan








Al día siguiente Andrea vive en solitario uno de sus momentos de placer. En un ala del palacio sólo para él vive una función de magos. Ese día se presenta uno nuevo: Medalla Mágica. Cruz. Nada más verlo Andrea se queda prendado de él. Su belleza lo derrite. Su mirada lo iluminada. Le hechiza su sonrisa. Sus movimientos lo hacen adorarlo, su forma de hablar es música para sus oidos. Andrea es el único asistente. Cruz le coquetea desde el escenario. Andrea está fascinado
--nunca vi a un hombre tan guapo.
y lo dice sin pensar
--es un príncipe.
su corazón late con fuerza.
--¿será él?¿ será él?
Andrea quisiera que Cruz fuera ese principes de sus sueños que pedia todas las noches aunque lo ve demasiado bello para él.
--no puedo tener tanta suerte. --piensa frustrado.
Cruz le guiña el ojo ya que se da cuenta que lo ha impresionado. Lo llama para que se acerque. Andrea está temblando. Lo tiene tan cerca. Cruz lo toca, le explica el truco. Andrea mira su boca, se muere por un beso suyo y Cruz lo sabe. Desde el escenario y con Cruz al lado Andrea aplauda como un loco. Cruz se muestra amable, coqueto. Tiene al Principe de la Civetta a sus pies. Haberlo seducido tan rápido es algo que lo hace sentir muy orgulloso.
--¿te ha gustado?
Su voz tan sensual acaricia los oidos de Andrea que tiembla como un niño. Casi no le sale la voz.
--eres muy bueno, nunca te habia visto antes.
--pues aun falta lo mejor.
y de detrás de la oreja le saca una rosa roja. Andrea está boquiabierto. Cruz le guiña el ojo y le entrega la rosa.
--¿para mi?
Cruz hace que sí con la cabeza. Lo mira seductor. Andrea está encantada con su rosa, se queda mirando a Cruz esperando y deseando un beso. Muriendo por un beso suyo.

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