viernes, 2 de octubre de 2020

Capítulo 30


 





Cruz y Juan van hacia donde vive la bisabuela de Juan. No se hablan durante todo el camino. Cruz imagina lo duro que es él todo esto. Quisiera animarlo pero no sabe cómo, tampoco sabe qué decirle.
--¿estás bien?
--¡Me tenés podrido¡ ¿¿no sabes preguntar otra cosa?¡ --Juan molesto.
Cruz lo desea, además por todo lo que está pasando siente una gran ternura hacia él. Le pone la mano en el muslo.
--Yo recién descubro que mi vida era una mentira. No sabía nada de mi papá. En realidad no sé mucho de él. Por eso imagino que esto es duro para ti.
Juan se estremece. Le gusta ser tocado por Cruz y sentirlo cariñoso pero le da rabia pensar que sea por compasión. Le da un golpe en la mano:
--¡¡estoy perfectamente¡
A Cruz le duele que Juan lo rechace. Salen los dos del auto. Juan siente un nudo en la garganta al pensar que en esa casa nació. Cruz se adelanta porque piensa que tal vez en ese lugar está la clave. Juan se queda en el auto. Cuando se da cuenta que no lo está siguiendo, Cruz le dice:
--si tienes miedo de enfrentarte a tu bisabuela puedo ir yo solo. De hecho le puedo decir que yo soy el bisnieto¿te parece?
Juan se muestra frío. No le gusta reflejar sus sentimientos.
--No es por miedo. Es porque no le quiero decir una groseria a esa vieja que interfiera en nuestros planes.
Cruz se adelante. Toca a la puerta. Aunque por motivos diferentes los dos chicos están muy ansiosos. Juan ve hablar a Cruz con una mujer negra. Está nervioso.
--¿¿qué pasará?
Juan está a la expectativa. Muy atento a Cruz. Habla con la mujer que vive en la casa de Dorinda. Le está dando unas indicaciones. Cruz finalmente llega hacia Juan. Por un momento no le dice nada.
--¿¿y bien? --pregunta Juan impaciente.
Cruz sonríe:
--¿no que no te interesaba nada de esa vieja?
Juan está nervioso. Molesto.
--¡¡dejate de joder¡ ¿¿averiguaste algo?
--No en realidad.
Juan va a entrar en el auto. De hecho está aliviado porque no se quiere enfrentar a su pasado. Cruz le agarra el brazo.
--No tan rápido, la vieja dejó esta casa cuando naciste tú pero la conocen. Se dedica a leer las manos me han dicho donde puedo encontrarla.
Juan sigue a Cruz. No sabe bien si sentir emoción, lástima  rabia. A lo lejos ven a una anciana que lee las líneas de las manos. Se ve enferma y a los dos les da pena. Juan se queda paralizado. Cruz lo abraza por los hombros.
--Debe ser ella.
Juan ahora se adelante. Esa anciana le despierta curiosidad. Se la queda mirando. Dorinda con los cabellos blancos, más arrugas y amargura, le dice a Juan:
--dame tu mano y te leo la buenaaventura.
Juan balbucea:
--en realidad yo...
--Venga, no seas avaro. Por sólo una moneda te digo todo lo que quieras saber.
Juan está muy nervioso. Aunque hizo ver que no le interesaba, tantas veces de niño quiso saber de sus orígenes y ahora sólo una moneda lo separa de eso. Su mano tiembla. Dorinda agarra la mano de su bisnieto. Empieza a leer. Se pone pálida. Mira a Juan. A Cruz. Juan no es capaz de decir nada. Cruz sí.
--¿pasa algo, Dorinda? --dice.
Dorinda suelta la mano de Juan y se va gritando como si hubiera visto un fantasma. A pesar de su avanzada edad va corriendo calle abajo. Juan se queda quieto apenado por la reacción de su supuesta bisabuela. Cruz la sigue.
--¡¡Juan, no debemos dejar que se escape¡¡
Cruz no tarda en atrapar a la anciana. Enseguida la agarra.
--¡¡tenemos que hablar con usted de Kassandra¡ ¡¡lo sabemos todo¡
Dorinda está muy asustada.
--¡¡déjame, yo no sé nada¡
Cruz la tiene agarrada por las dos manos.
--¡¡usted no se va hasta que me diga toda la verdad¡
Dorinda empieza a gritar.
--¡¡me quieren matar, me quieren matar¡
--¡¡no diga tonterías, señora¡ ¡¡tiene que hablar con su bisnieto¡¡
Dorinda está horrorizada.
--¡¡no, la maldición. la maldición¡
Le atormenta pensar en la maldición que lanzó  contra los hijos de Benicio y que no quiere que alcance a Juan. Juan contempla el espectáculo a lo lejos sorprendido. Cruz trata en vano que Dorinda se calme y hable pero la mujer grita y grita y llega una señora que golpea con el bolso a Juan.
--¡¡canalla, abusivo¡
Dos señores que amenazan con llamar a la policia. La gente va rodeando a Cruz y Dorinda puede escapar. Cruz huye mientras la gente le grita y le insulta. Juan se ha montado en el auto. Maneja él. Pasa a recoger a Cruz que se mete en el auto a toda prisa. No hablan en todo el camino. Llegan a casa de Cruz. Juan se queda para esperar a las chicas, con la excusa de ver si han averiguado algo.
--¿estás bien?
Juan está mirando por la ventana.
--¡ya no me preguntes esto¡ ¡¡estoy podrido¡
--No sé, me preocupas. Estás muy callado. Yo en tu lugar...
Juan no lo deja seguir. No le gusta pensar que el chico que tanto le atrae lo mira con lástima. Furioso le dice:
--¡¡tú y yo no somos amigos así que no te molestes en tener una conversación conmigo¡
Cruz no quiere atacarlo. Sabe lo duro que debe estar siendo para él todo lo que está pasando. Cruz lo acaricia y Juan se derrite.
--si necesitas un hombro dónde desahogarte pues aquí me tienes a mí.
Los dos se miran con deseo. Con ternura. Van acercando sus labios. Los acercan con miedo. La boca del uno desea la del otro pero tienen miedo del rechazo, de la burla del otro. Se besan. Se devoran. Sus cuerpos están ardiendo. Cruz empieza a acariciar a Juan, le desabrocha la camisa. Juan desea hacer el amor tanto como Cruz pero lo quiere castigar porque cree que lo mira con compasión. Se aparta de él y le dice con burla:
--¿qué pasó, reinita? Sé que estás deseando curtir conmigo pero...
Cruz muy molesto y muy ofendido dice:
----¡¡ya te gustaría a ti¡
Se desean pero sienten que deben odiarse.
--¡¡¿quien trató de desnudarme? ¡eres tú el que me querías ver en bolas¡
--¡¡era para hacerte el favor¡
Juan descarga toda la rabia que siente en Cruz.
--¡¡no necesito nada de ti¡
Cuando las chicas llegan están discutiendo muy acaloradamente.
--¡¡ya callense¡ --dice Clara.
Cruz y Juan se quedan cada uno en una punta mirándose con rabia.
--¿¿y qué han averiguado?
--Kassandra era su mamá.
Maria Lidia está feliz.
--¡¡por fin¡ ¡¡lo encontramos¡
Juan no quiere que sea Cruz el que hable de un tema tan suyo y con una fingida indiferencia dice:
--está muerta y su abuela vive pero no me quiere ver.
Juan se sienta en el sofá. Cruz cuenta el resto de la historia. Clara se sienta a su lado. Trata con cariño a Juan:
--¿crees que el del cuadro es tu papá?
--No, no puedes ser --Juan confuso.
--¿porque un principe iba a posar desnudo para una gitana sin ser su amante?
--¿crees que el principe es mi padre?
--es lo único que veo posible. Tal vez se hablamos con la familia del principe...
Los dos hermanos se meten:
--Papá tenia razon en que no debemos ir a Roma. Esto es muy grueso ¡¡eres un principe¡ Esa familia seguro que no quiere que aparezca --Cruz.
--no pará. No es legítimo. No tiene derecho a nada. --Clara.
--¿y si a papá lo mataron por esto? --Maria Lidia llorosa.
--¿y qué tenia que ver nuestro padre con que ese príncipe tuviera un hijo ilegítimo?
--¡¡así no vamos a llegar a ninguna parte¡ --dice Juan levantándose muy aturdido.
Clara de nuevo lo consuelo:
--no sean pesimista, tienen que insistir con tu bisabuela.
--no la llamés así. -- Juan molesto.
--pues con la gitana Dorinda aunque no les guste a ninguno de los dos eres su bisnieto, te tiene que decir algo.
--la buscaremos todo los días hasta que hable --dice Cruz tratando de buscar algo bueno para él en la mirada de Juan pero no lo sabe ver.





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