viernes, 2 de octubre de 2020

Capítulo 27



Juan y Cruz estan en la casa de los dos hermanos. Maria Lidia media entre ellos que no dejan de pelearse. Con ella en medio los dos están bien tumbados en el sofá. Se ven agotados.
--Yo ya estoy podrido de esto. No nos falta ningun convento y no encontremos nada. Nadie recuerda a este boludo y no me extraña.
--¡¡No me llames boludo¡ --dice Juan amenazante.
--¡ya, --dice ella con fastidio-- ustedes, siempre igual¡
--Yo creo que la pista está en la tal Kassandra... ¿qué será de su vida? --Juan.
--Que va a saber un flor de boludo como tú. --se queja Cruz.
--¡No me llames...!
Maria Lidia no lo deja seguir:
--Yo creo que Juan tiene razón.
A Cruz le da mucha rabia que su hermana se ponga del lado de Juan.
--¿¿que va a saber éste? --Cruz despectivamente.
--Yo creo que Clara nos puede ayudar. --dice Maria Lidia.
--¿otra vez con la tal Clara? ¡que pesada se pone tu hermana con eso¡ --dice Juan.
--Si Clara no tiene el cuadro no sé para que sigues con ella. --Cruz.
--Clara es detective y es buena. Yo creo que ella nos puede ayudar a encontrar a Kassandra.
--¡No, te prohibo. No le hables a Clara de nuestro secreto¡ --le advierte Cruz.
Maria Lidia se pone muy nerviosa siempre que se menciona a Clara.
--¡¡pero es que no tenemos nada. Yo creo que los cuatro podriamos encontrar algo. Con ustedes siempre peleando no llegamos a ninguna parte¡
Cruz se levanta.
--No, es no. Esto era cosa de nosotros dos. No se tiene porque meter nadie más.
Maria Lidia mira a Juan:
--¿y porqué él si y Clara no?
--Yo ya estoy metido. Creo que tengo derecho a buscar con ustedes.
A Maria Lidia le gustaría que Clara estuviera con ellos:
--pero Clara también está metida. No olvidemos que su madre compró el otro cuadro. Si en el nuestro no hay nada lo que buscamos está en el cuadro de Clara. Sé que es buena gente. Nos podemos fiar de ella.
--No para nada..--dice Juan.
--Por esta vez estoy de acuerdo con este boludo.
A Juan le gusta que Cruz se ponga de su lado pero de nuevo esa palabrita que tanto le molesta:
--¡¡no me llames boludo¡
Muy molesta Maria Lidia dice:
--¡¡los dos son unos boludos¡
Y se va de la casa muy enojada. Los dos chicos se miran con intensidad, con un deseo incontenible que están frustrado.
--¿y qué hacemos? Yo creo que la tal Clara tiene la clave.--dice Juan.
--si yo también lo creo.
--vaya, veo que nos empezamos a llevar bien.
Los dos se miran, vibran. Desean besarse. Cruz tiene miedo que sus sentimientos (que él no tiene nada claros) hacia Juan salgan a la luz:
--¡¡eso es imposible... tú y yo siempre nos vamos a odiar¡¡
A Juan le duele que Cruz lo rechaza y le sigue el juego:
--Lo decía por decir. A mí lo único que le importa es descubrir todo este misterio.
--Yo ya lo tengo claro. No debimos permitir que mi hermana nos hiciera perder todo ese tiempo con las monjas. Yo voy a actuar con Clara.
--Si, yo voy contigo --Juan.
Cruz le sonríe. Le guiña el ojo:
--epa, ¿qué pasó? ¿¿es que quieres estar a mi lado? Claro, te mueres por curtir conmigo y quieres estar pegado a mí por si a caso --dice Cruz burlón.
A Juan le molesta mucho la burla de Cruz.
--¡deja de boludear, pendejo¡ 
--La tal Clara lo que necesita es un macho que la enamore. ASí seguro que nos lo cuenta todo.
Juan mira hacia atrás:
--Si y quien será el macho? ¿tú? --con ironía.
--¿y quien más?
Juan se ríe.
--Ni que fuera ciega. Si esa tipa necesita un macho ese soy yo.
--¿un boludo como tú? --dice Cruz con desprecio.
--No me llames boludo --dice Juan aunque sin perder los nervios-- yo estoy seguro que yo la enamoro antes que tú.
--¿y qué haría un maricón como tú con una hembra? --Cruz burlón.
--¿hablas por ti?
--Yo si lo quiero me acuesto con ella a la que haga así --dice Cruz chasqueando los dedos.
--Está bien... te apuesto lo que quieras que yo me acuesto con ella antes.
--Perfecto... el que pierda sale en bolas por el centro.
Juan lo mira riendo:
--vaya... te mueres por verme desnudo.
--¡¡claro que no¡ --dice Cruz negando lo evidente.
--¿y porqué de todas las apuestas que se podían hacer fue esa? --Juan con burla.
--qué ¿tienes miedo?
Juan se escupe en la mano y la extiende.
--eres un asqueroso --dice Cruz pero se la encaja.
Los dos hombre vibran. Hace ya varios días de su segunda vez y están deseando volver a saborear el cuerpo del otro.



En los días siguientes, Juan y Cruz tienen su primer acercamiento con Clara. Cruz ha comprado un perrito y lo pasea siempre por la casa de Clara pero a esta no le gustan los perros y además el animal se le orina en el jardín y Clara se pone como loca. Escondido, Juan lo contempla divertido. Juan le manda rosas a diario a nombre de un admirador secreto.
--claro, un boludo no sabe más que hacer boludeces --dice Cruz.
--A la que me presente ya he ganado la apuesta --dice Juan.
Juan y Cruz están siempre cerca el uno del otro. Juan llega a casa de Clara con un ramo de rosas.
--rosas para una bella flor.
Clara se le ríe. Le da pena rechazar a Juan pero ve a Cruz escondido entre los matorrales y entonces se da cuenta que no son juego limpio. Le sonríe coqueta. Juan se gira y mira de reojo a Cruz victorioso. Cruz se muere de rabia creyendo que ha perdido.  Pero Clara le da una patada en los genitales y luego le da golpes en la cabeza:
--¡¡sal de aquí, boludo¡
Cojeando, con las manos en los genitales y Clara dándole de golpes con las rosas dice con voz ahogada por el dolor:
--No me llames boludo.
Tras un matorral Cruz ríe:
--que boludo..
Cuando Clara se aleja Cruz se acerca a ayudarlo.
--¡¡puedo solo¡
--Eres un boludo.
--No me llames boludo --dice Juan que camina apoyado en él.
--esta tarde te enseñaré como se seduce a una dama.
Va con un grupo de mariachis. Clara no lo duda y le tira un cubo. Parece agua.
--¡¡es lejía¡ ¡¡esta loca¡
Juan se ríe mucho al ver a Cruz bañado en lejia.
--Creo que mejor hacemos otra cosa. --Juan.
A la mañana siguiente Juan y Cruz llegan a la casa preparados para entrar a la fuerza.
--¿seguro que no está?
--Si, tranquilo. Llamé varias veces y conseguí su teléfono. --Juan.
Cruz no cree que sepa abrir la puerta pero sí. Entran en el departamento. Cruz reconoce una blusa de su hermana.
--¿¿qué es esto? --Cruz.
--No grites... Creo que hay alguien.
--¡¡qué boludo¡¡ ¡¡no debí fiarme de ti.
Aunque Cruz quiere irse Juan entra sigilosamente.
--nos vamos a meter en un lio.
--si tienes miedo vete --dice Juan.
Juan habla la puerta. Es el dormitorio de Clara y los dos se quedan de piedra por la escena que ven. 

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