viernes, 2 de octubre de 2020

Capítulo 39



 
















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 Juan y Cruz están desnudos y abrazados el uno en brazos del otro. Se miran con miedo. El uno teme que el otro aproveche ese momento de acercamiento para atacarlo pero no lo hacen por los dos se necesitan. A los dos les gusta mucho estar juntos y sobretodo disfrutar de sus cuerpos. No se miran a los ojos. Están en silencio. No se atreven a hablar. El silencio también los pone nervioso. Juan prefiere hablar de cualquier cosa para evitar que Cruz se ría de él.
--Es raro eso de ser hijo de un Príncipe ¿no?
Cruz sonríe:
--sí, es verdad. Nunca pensé que me acostaría con un príncipe.
Juan tiene miedo que cruz se ría de él. Se levanta envuelto en una sábana:
--¡Entre nosotros no hay nada¡
Se finge molesto para evitar que Cruz piense que le gusta cogecon  él. Cruz responde también a la defensiva. Se incorpora en la cama:
--¿¿y quien dijo lo contrario?? Mira yo te di el gusto porque pensé que te iría bien un desahogo no porque a mí me importe.
En realidad a los dos les duele que se haya podrido todo. Juan sale de la habitación. Cruz se pone un boxer rápidamente y va detras de él.
--¿es que te vas a ir a tu casa así? --pregunta burlón.
--Es mejor estar solo que contigo. --Juan que se finge dolido.
--No puedes andar casi en bolas por la casa. ¿quieres que mi hermana sepa que nos acostamos juntos?
--¡sí que feo saber que su hermano se comporta como una bestia, que está con chicos que no le gustan¡ --Juan con sarcasmo.
--¡tú no te comportas mejor¡ --Cruz molesto.
--En todo caso no creo que tu hermana tenga cabeza para estar pendiente de quien se mete en tu cama¡ --dice Juan despectivamente-- aunque con la vida sexual tan pobre que tienes...
--¡¡Pero no tanto como la tuya, flor de boludo¡ 
--¡¡No me llames boludo¡
--Pues no seas...
Cruz en esta ocasión no acaba la frase porque Juan le dice:
--¡¡esa palabrita...¡
Aunque no quiere que se vaya tampoco quiere que Juan sepa de sus sentimientos, de como le gusta estar cerca de él. No sólo le enloquece su cuerpo, le gusta el coito, sino que le es muy agradable su compañía.
--¡Pues si te quieres ir pues ya sabes donde está la puerta¡
Cruz habla como si no le importa que se vaya a o se quede y a Juan le molesta mucho pensar que después de acostarse juntos a Cruz no le preocupe lo que sea de él. Se iría si no fuera porque no le apetece pasar la noche solo.
--¡¡sí, mejor me voy.¡
Aunque Juan sigue desnudo y no parece muy interesado en irse, Cruz no se quiere arriesgar:
--No seas boludo ¿¿dónde vas a ir a estas horas?
--¡¡no me llames boludo¡
Juan está muy enojado. Cruz se le ríe:
--¡¡es que nunca vi a nadie tan boludo¡
Juan no puede soportar que le digan boludo.
--¡¡no me llames boludo¡
A Cruz le hace mucha gracia como se pone.
--¿lo ves como sos un boludo?
Con desprecio Juan le dice:
--Sos un vivo bárbaro.
--Ya, vuelve a la cama y dejate de boludeces.
Los dos se miran con deseo aunque no dejan de atacarse.
--¿¿y quien te crees que eres tú para darme órdenes, reinita? --dice Juan molesto --me quedo en el sofá.
--Tú mismo pero si dejás de comportarte como un boludo y quieres dormir en la cama tú mismo.
Juan se muerde la lengua para no protestar contra esa palabra que tanto detesta pero sí dice:
--vaya, reinita, veo que te mueres por dormir conmigo. Estás muerto conmigo ¿eh?
Aunque a Cruz le da mucha rabia que descubra sus sentimientos se muestra indiferente para que parezca que no le importa:
--Lo digo por ti, el sofa es un poco incómodo.
Y se va. Casi parece que lo que siente es indiferencia y a Juan le duele:
--¡¡maldito¡ ¡¡maldito¡
Se muerde el puño con rabia. Cruz se tumba en la cama furioso. Se estremece de deseo al estar entre esas sábanas que huelen a Juan. Lo desea, quisiera estar con él. Le duele pensar que Juan lo está pasando mal y no quiere estar con él. Juan no soporta estar solo. Extraña los brazos de Cruz pero no quiere que se burle de él. Al cabo de un rato entra sigilosamente.
--¿Cruz? ¿estás dormido?
Cruz no responde. Juan se arrodilla ante él. Lo mira con cariño.
--¿¿qué me está pasando?¿¿qué me está pasando?
Mira esa boca. Desea sus labios. Está apunto de besarlo pero no lo hace. Se lleva las manos a la cabeza sofocado.
-- ¿¿¡qué hacés? ¿¿que estás haciendo?
Él mismo se reproche esos sentimientos de cariño hacia Cruz. Se da la vuelta. Y Cruz está despierto aunque tenía los ojos cerrados. Le hubiera gustado que Juan lo besara para estar seguro que ambos sienten lo mismo. Pero ninguno de los dos parece dispuesto a dar el primer paso. Cruz no quiere que Juan se vaya y justo cuando iba a salir Cruz le dice:
--¿¿querias algo?
Juan se pone tenso. Tiene miedo que Cruz haya descubierto sus sentimientos.
--creí que dormías.
--Sí, sí... me acabo de despertar --dice Cruz que tampoco está preparado para una conversación muy íntima. 
--bueno... es que yo podía dormir.
Cruz le hace un lugar en la cama:
--venga, aquí hay sitio para los dos.
A los dos les apetece mucho dormir juntos:
--pero no me toques --dice Juan como si no lo estuviera deseando.
--si claro... No tengo ningún interés.
Los dos se miran serios para que el otro no se dé cuenta de lo excitado que está. Cada uno en el borde de la cama pero como si fuera accidental acaban dormidos bien abrazados y el uno en brazos del otro. Juan es el primero en despertar. Tiene la boca de Cruz pegada a la suya. Desea besarla pero tiene miedo. A equivocarse, a ser rechazado. Aunque lo que le provoca es quedarse a su lado sale de la cama con cuidado. Se pone el boxers y sale sigilosamente. Cruz despierta. Toca con su mano el lado de Juan. Le decepciona ver que no está. Se levanta con una sonrisa. Abraza sus jeans.
--se quedó, se quedó toda la noche.
Cruz se mira al espejo muy excitado:
--que me pasa con este loco? ¿¿qué?
Cuando sale del cuarto se encuentra a Juan semidesnudo mirando ese cuadro. La visión del cuadro y la de carne y hueso es muy excitante. Cruz se está poniendo muy cachondo. Se hecho se tiene que poner las manos delante para taparle la erección porque porque le da vergüenza que Cruz se vaya a dar cuenta de lo excitado que está. Juan se da cuenta y señalando la parte genital dice:
--¿¿qué pasó, reinita? Ya sé que te morís por mí pero domínate.
Cruz sabe que tiene poca defensa pero trata de disimilar. Muestra abiertamente su erección y dice:
--Yo me levanto así todas las mañanas.
--Si claro --dice Juan con burla-- no dudo que la ausencia de sexo te tenga mal pero anoche te dejé satisfecho. No creas que no me di cuenta que fue por mi... ahora.
Cruz está muy sofocado:
--¿¿qué decías? ¡¡en todo caso es al revés¡
--¿y a quien se le ha puesto la pija de palo? --pregunta Juan muy burlón.
Burlarse de Cruz le hace olvidarse de sus miedos y angustias. Los dos amantes se miran con mucha rabia. Maria Lidia sale de su cuerpo y se sorprende al ver a los chicos semidesnudos:
--¿durmieron juntos? ya se decidieron a dejar de hacer el boludo ¿son pareja?
Juan y Cruz se miran algo tímidos. No saben qué decir.

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