viernes, 2 de octubre de 2020

Capítulo 45

 
Mientras las chicas viven una especial luna de miel en Roma, tanto a Juan como a Cruz les emociona estar en la ciudad que nacieron sus padres. Juan tiene que hacer un esfuerzo para vencer la tentacion de pararse por el Palacio en el que viven sus abuelos. Cruz mira por la ventana. Medio desnudo. Le gusta esa ciudad. Ve pasar a parejas tomadas de la mano. Piensa que una de ellas podrían ser ellos. Juan está acercándose mirándolo con deseo y con ganas de abrazarlo y averiguar lo que les está pasando. Cruz se gira. Desea tanto estar con Juan, echa de menos sus besos, sus abrazos. Cruz se gira y se encuentra con Juan pegado a él. Sus labios se gritan, sus bocas se desean. Los dos por una vez se animan a olvidar sus prejuicios y amarse dejándose llevar por lo que sienten. En ese momento entran Clara y Maria Lidia sin tocar. Se nota la frustración en la cara de los muchachos.
--¿interrumpo?
--No, no--dice Juan sofocado.
--¿seguro? --Maria Lidia.
--si claro. --Cruz.
--bueno... pues empecemos... ¿¿como llevas los trucos de magia?
Juan se sienta en la cama molesto. Regresa a la realidad. Una realidad en la que Cruz se tiene que acostar con su supuesto hermano.
--bueno, sí un poco. --dice Cruz.
--No, un poco no vale.--Clara.
--Yo es que no creo que con eso logremos nada. --Cruz.
--¡¡sí serás boludo¡ ¡¡te dije que Andrea no sale del Palacio... pero que le encanta la magia y es común la presencia de magos. Es la única posibilidad.--Clara.
--Qué boludo. Es más boludo que éste --dice Cruz con burla hacia Juan.
Juan se levanta y se enfrenta a Cruz:
--¿¿a quien llamas boludo?
Clara se pone en medio:
--los dos como siempre.
Luego se dirige a Cruz:
--venga, mostrarme lo que sabés hacer.
Cruz la verdad es que es bastante torpe en los trucos. Juan no hace más que reir. Cruz está nervioso. Molesto.
--¡¡te querés callar¡
Juan ríe más. 
--¡¡Juan tiene razón en reirse,eres un inútil¡ ¡¡así ni modo que te puedas acercar a Andrea¡ --Claea.
--lástima que no heredaste el arte de papá --Maria Lidia resignada.
Juan no deja de reir:
--¡¡inutil, inútil¡ ¡¡veo que para todo eres igual de inútil¡ ¡¡que boludo, que boludo¡
Juan está riendo como un loco. Cruz se acerca a él:
--¡¡¿tú de qué te reís boludo??
Juan está viendo que Cruz hace el ridículo y eso le fascina. Por primera vez no le molesta que le llamen boludo.
--¡¡pero yo seguro que lo haría mejor¡ ¡¡será mejor que sea yo quien enamore a mi hermanito... total no hay que llegar a nada¡
--¡¡no estás loco¡ --dicen las chicas.
Cruz se acerca a Juan y le saca algo de detrás de las orejas. Es un pequeño payaso que le entrega a Juan.
--esto es para un boludo como tú --le dice divertido y guiñándole el ojo.
Juan traga saliva fascinado y con ganas de besarlo. Parece que Cruz va a besarlo pero luego se ríe de él y dice:
--¿te dejé muerto, eh?
Juan está muy impresionado pero le duele que Cruz no lo haya besado. 
--no ha estado mal --dice Juan con una aparente frialdad.
Las chicas no dejan de aplaudir.
--¡¡como lo hiciste??¡ --pregunta Clara sorprendida.
Cruz se acerca a su hermana y de detrás de la oreja le saca una rosa:
--supongo que lo llevo en la sangre.
Los hermanos se sonrien con emoción. Clara está encantada.
--¡¡El príncipe va a caer a sus pies¡
Juan está atormentado por los celos. Cruz burlón le pregunta:
--¿no me dices nada?
Juan se levanta triste y se va a su cuarto. A Cruz le cautiva la tristeza de Juan.
--¿deberías ir por él? --dice Maria Lidia.
Cruz disimula:
--¿por?
--Dejate de boludear y dale flor de beso que es lo que quieres. Lo que él quiere.
Maria Lidia le pone la mano en los hombros a su hermano:
--¿¿porqué no le dices que lo amás?
Cruz se aparta de su hermana aturdido. No está dispuesto a aceptar esa realidad.
--¡¡no, estás loca.¡
Cruz se va aturdido mientras que Clara le grita:
--¡no seas boludo, piensa en lo que sientes antes que sea demasiado tarde¡










Cruz sale precipitadamente del hotel. Caminando dado tumbos sin saber muy bien lo que hacer. No deja de pensar en Juan, con amor, con odio. Con confusion. Por su lado, Juan caminando dado tumbos sin saber muy bien lo que hacer. No deja de pensar en Cruz, con amor, con odio. Con confusion. No sabe bien como Juan llega hasta el Palacio de los Príncipes de La Civetta. La hermosa construcción le atrae. Pregunta a alguien donde están y se emociona al saber que es frente al palacio de sus abuelos. Cruz tiene la intuición que Juan ha ido hacia el Palacio de sus abuelos. Mientras Juan se acerca hacia la puerta, Cruz le agarra el brazo.
--¡¡¿se puede saber qué haces??¡
Juan se gira. Lo mira emocionado:
--es él...
Cruz no lo deja seguir. Se lo lleva casi arrastras.
--¡¡que boludo que sos, que boludo que sos¡
Lejos de enfadarse, Juan le dice:
--¿¿qué pasa?¿estamos celosita reina?
Ya se han alejado de Palacio y Cruz se siente algo más relajado. 
--¡¡claro que no¡ ¡¡pero si alguien te reconoce se pudre todo¡
Y Cruz le mira y le mira y Juan no le escucha. Sólo presta atención a esa boca que se muere por besar. Y lo besa. Es su primer beso público y a los dos los desconcierta y como no saben qué decirse se vuelven a besar y cuando llegan al hotel hacen una vez más el amor. Luego los dos desnudos en una misma cama se miran sin saber bien qué decirse. Cruz se siente algo incómodo. Le gusta estar con Juan pero aún no se siente preparado para reconocer sus sentimientos hacia Juan. Se levanta. Se pone el boxers. Juan quisiera hablar pero tampoco se atreve pero no quiere dejar las cosas así.
--Cruz...
--no digas nada. --Cruz aturdido-- luego hablamos. Cuando resolvamos lo del cuadro hablamos.
--si te acuestas con mi hermano no tenemos nada de que hablar --le advierte Juan.
--no me amenaces-Cruz molesto.
--¡¡no lo hagas¡ --le suplica Juan dolido.
Cruz se pone el jeans y muy molesto.
--¡¡no me gustan las viejas celosas.¡
Va hacia la puerta mientras Juan retuerce una almohada. Antes de salir se gira y dice a Juan:
--Mañana conoceré a tu hermano Andreita y me acostaré con él... si te gusta bien y sino también.
A Juan le duele la dureza con la que le habla, le atormentan los celos. A Cruz no le gusta hablarle de esa manera pero es una manera de defenderse contra un sentimiento desconocido para él.









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