viernes, 2 de octubre de 2020

Capítulo 1

como Kassandra y como dorinda.


Roma (Italia), 1980.


Benicio es un guapísimo principe romano. Es considerado el soltero de oro. No sólo es extremadamente apuesto sino que es el heredero del titulo de Príncipe de la Civetta y además de una cuantiosa fortuna. A él nada de eso parece importarle. Considera que son cosas demasiado frívolas. A sus 28 años, sus padres, Gino y Carlota no dejan de repetir que debe casarse, que debe dar un heredero a la familia.
--Me casaré con quien yo quiera y cuando yo quiera --no deja de repetir el joven.
Sus padres tratan de hacerlo entrar en razón:
--Tienes una gran responsabilidad. Te tienes que casar con alquien de tu alcurnia.
Benicio se ríe. No le parece que sea necesario decir nada más. Su padre se muestra serio.
--¡¡No, estoy hablando en broma¡
--¿ah no? cualquiera diría --dice el heredero con ironía.
--tu matrimonio con la Princesa de Alturnia sería...
Benicio no lo deja seguir:
--¡¡que no... que no me voy a casar con una desconocida¡
La madre se mete. Le suplica:
--hijo, piensa en el futuro de la familia. Seríamos poderosos.
Benicio mira a su madre decepcionado. Esperaba que ella sí lo apoyara:
--¿eso es más importante que mi felicidad?
Su madre lo acaricia:
--hijo, yo sé que serás feliz. La princesa vio tu foto y está deseando casarse contigo.
Benicio se aparta de su madre. Se lleva las manos a la cabeza. Está horrorizado.
--¡¡esto es de locos, no puedo creer que habléis en serio¡ ¡¡estas cosas pasaban hace 200 años... no ahora¡
El apuesto príncipe no quiere seguir hablando con sus padres. Se va deprisa hacia las caballerizas. Su padre a grito trata de retenerlo.
--¡¡no te vayas, no nos dejes a tu madre y a mí con la palabra en la boca¡
Benicio se apresura a montar a su caballo.
--¡¡detente, es una orden¡ --le pide el padre.
Benicio pasa por su lado cabalgando velozmente.

Una joven morena de apenas 18 años camina con su abuela. Ambas son gitanas. Son ropas son estrafalarias. La chica está muy feliz. Desea ver toda la ciudad en ese mismo día.
--¡¡está ciudad es maravillosa¡ --dice ella extendiendo los brazos.
--Kassandra, mija, yo no puedo seguir tus pasos... Me vas a matar.
La joven la abraza.
--abuela, disfruta que esto es único. Estar en un lugar como este sólo pasa una vez en la vida.
La anciana no está tan feliz como ella.
--El destino no se equivoca. No debimos venir. Las lineas de la mano...
Kassandra la interrumpe:
--abuela, ya deja tus cosas. Nadie te obligó a acompañarme.
--Lo que pasa es que tú eres muy testadura y ni que te encerrara te hubiera logrado hacer cambiar de opinión. Pero cuando te estrelles no me digas que no te avisé.
La joven está feliz, segura que nada malo va a pasar. Abraza a su abuela.
--Tu dices que el destino está escrito¿para qué llegó a mis manos todo ese dinero?
--¡¡maldita lotería, yo te dije que no debías jugar. Esas cosas son cosas de Satanás¡
Kassandra mira a su abuela con mucho cariño:
--¿y si gracias a ese dinero me convierto en una gran pintora?
La abuela acaricia la larga melena de su nieta:
--para eso no necesitas venir a esta ciudad.
--¿¿¿cómo que no? Roma es la cuna del arte. Aquí aprenderé muchas cosas.
Abuela y nieta están caminando. A las dos les sorprende ver que en pleno centro se alza un elegante palacio.
--Madre mía... esta gente si que es asquerosamente rica. Almenos podrían tener la decencia de no estar aquí en medio a la vista de todo el mundo.
Kassandra mira ese lugar impresionada:
--es una maravillosa. Esto sí que es arte. Tengo que pintar esto.
Kassandra no deja de mirar hacia ese lugar. Su abuela tiene un mal presentimiento:
--No nos podemos quedar. Nos tenemos que ir. Esto no nos va a traer nada bueno.
Kassandra se ríe:
--la calle es de todos¿¿quien viviría aquí?
Muy asustada ya que sus predicciones nunca fallan la abuela de la joven dice:
--El mismo diablo. Hazme caso y nunca te acerques a este lugar.La vieja Dorinda nunca se equivoca.
Kassandra acaricia a su abuela con mucho cariño:
--esta vez sí... Esta vez sí.
Todo pasa muy rápido. Se abre los portones del palacio y sale a galope muy veloz Benicio en su caballo. Tiene que hacer una maniobra para no chocar con las dos mujeres.
--¡¡soooo¡
Controla el caballo y se para a solo unos segundos de Kassandra. La joven está asustada pero no le ha pasado nada. Dorinda se pone a gritar.
--¡majadero¡ ¿¿es que te crees que por tener dinero puedes ir atropellando a todo el mundo?
Benicio alza la cabeza:
--lo siento señorita. No la vi.
La belleza y la educación de Benicio fascinan a Kassandra.
--¿están bien?
--sí, estamos bien. No se preocupe.
Benicio y Kassandra se miran a los ojos y algo se prende dentro de ellos. No pueden dejar de mirarse. Por unos segundos parece que el mundo se pare. Si no fuera por los gritos y los insultos de Dorinda la pareja no dejaría de mirarse. Benicio trata de disculparse ante Dorinda pero ella no atiende a razones.
--Ella es así... --dice Kassandra.
Benicio sonríe a la joven. Le guiña el ojo. Saluda a las dos mujeres muy caballerosamente y se va al galope. Kassandra no deja de mirarlo. Está impresionada.
--es un ángel.
Dorinda no se ha dado cuenta de que Kassandra ha quedado fascinada por el joven. Está furiosa.
--¡¡te lo dije, este lugar está maldita. la vieja Dorinda nunca se equivoca¡
Kassandra va mirando por dónde ha desaparecido el príncipe de sus sueños. Dorinda la va empujando mientras le dice:
--¡¡me tienes que prometer que nunca más te acercarás a este lugar  me lo tienes que prometer¡
Sin dejar de pensar en Benicio Kassandra asiente con la cabeza.

Kassandra apenas puede dormir esa noche. No deja de pensar en el guapo hombre que ha conocido esa mañana.
--¿¿quien será?¿cómo se llamará?
Se levanta temprano y aprovechando que su abuela aún duerme sale de la casa y se dirige a ese palacio. Desea volver a verlo. Necesita volver a verlo. A Benicio le ha gustado esa joven pero no piensa en ella. Sale a cabalgar como todas las mañanas tranquilamente. Kassandra está allá, observándolo de lejos escondida en una esquina. Benicio ve a la joven. Le sorprende ver que lo está expiando aunque le guste.
--oye, yo a ti te conozco --dice Benicio.
Al saberse descubierta Kassandra huye. Benicio la persigue. Kassandra se cae. Benicio se baja el caballo con rapidez. La ayuda a levantarse. Los dos se miran frente a frente. Sus corazones laten con fuerza

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