viernes, 2 de octubre de 2020

Capítulo 26

 


María Lidia está ya dormida. Cruz está tumbado sobre su cama con su celular en la mano.
--tiene que llamar, tiene que llamar.
El celular no tarda en sonar. Cruz sonríe:
--lo sabía  lo sabia.
Se aparta el celular del oido porque los gritos de Juan son muy fuertes:
--¡¡Mirá basura, venme ahora mismo a sacar del lío en el que me has metido¡ ¡¡te voy a matar¡
La voz de Juan suena desesperada y a Cruz le hace gracia:
--¿¿desde donde me llamas?
--¡¡Estoy en el trullo por tu culpa¡ ¡¡ven ahora mismo que te mato¡
Cruz se le ríe lo que molesta aún más a Juan:
--¿desde el trullo es  que me vas a matar? ¡¡si serás boludo¡
--¡¡Yo no llames boludo, Maricón de cuarta¡¡
Juan está muy alterado pero Cruz habla muy tranquilo. Tiene las de ganar y lo disfruta mucho:
--pues sabes que no me apetece sacarte. No sé tal vez si pasas una noche en una linda celda --dice con ironia--  tendrás la humildad suficiente como para pedirme perdón.
--¿¿pedirte perdón yo a ti, cabrón?¡ ¡¡mejor no me ayudes, te voy a acusar de intento de asesinato ¡¡me golpeaste¡
Los dos guapos hablan atacándose, Juan usa un tono agresivo. Cruz más tranquilo. Le divierte la situación.
--me vas bajando el tonito... Si quieres que te ayude me tienes que pedir las cosas por favor.
Juan está rabiando por la jugada que le ha hecho Cruz. Le desespera estar detenido y tiene miedo de no poder salir pronto. Pese a todo eso lo que más rabia le hace es que Cruz ha sido el vencedor. Pese a que la situación no es nada favorable para él no está dispuesto a darle el gusto a Cruz de verlo hundido.  Aún tiene ganas de usar un tono amenazante:
--Mejor llamo a tu hermana y le cuento que me dejaste en bolas y...
Cruz lo interrumpe:
--si hazlo, se va a cagar de risa. Luego yo me encargaré de decirle a todas esas nenas a las que das clases con la espadita que eres gay. Haber cuentas se quedan.
--¡¡vení basura¡
--No, no pienso venir. Tal vez la semana que viene --dice con ironia.
--¡¡no, no cuelgues, maldito¡
Cruz sonríe divertido. Juan está desesperado. Está dispuesto a hacer otra llamada para cumplir su amenaza:
--¡¡Ese desgraciado no se va a reir de mí¡¡ ¡¡lo voy a enseñar que yo sé jugar tan pesado como él¡
Pero no le dejan:
--sólo una llamada.
Mientras lo llevan a una celda, Juan dice desesperado:
--¡almenos dejeme llamar a un abogado.¡
--Ya hizo su llamada.
Lo agarra con fuerza del brazo.
--señor cana, digo policia. No sea malo, sólo otra llamada...
Lo encierran en una celda con otros presos con muy mala cara. Juan sonrie:
--buenas...
Los otros no tienen ganas de amistad. Juan se queda en un rincón muy asustado. 
--¡¡maldito, me la voy a cobrar. Sea como sea esta me la cobro¡
Le da mucha rabia pensar que cuando lo dejó en bolas a Cruz supo salir airoso de eso y sin meterse en líos y él ahora está preso. Piensa en Cruz con deseo. Le da bronca que Cruz lo deteste. Ha  vibrado en sus brazos dos veces y le duele que ahora sea ese chico que le gusta como a ninguno quien lo haya metido en ese lío.

Mientras Cruz ríe:
--Me gustaría ver la cara de ese boludo al creer que nadie lo va a ayudar.
Juan le hace sentir rico en la cama pero cuando lo tiene frente a frente le pone nervioso. Le hace sentir cosas que no comprende y prefiere atacarlo antes que el otro ataque primero. Se acaba de marcar un buen tanto a su favor. 
--Como me gusta este jueguito.
Se tumba en la cama con los brazos haciéndole de almohada:
--y ahora a hacerlo sufrir un ratito.



Es ya bien entrada la madrugada cuando le dicen a Juan que es libre.
--¿¿como? ¿es en serio?
-sí, dé gracias a que tiene un buen abogado que si no pasa la noche aquí como mínimo.
--¿un abogado? Yo no llamé a un buen abogado y menos me lo podría permitir.
--¡¡ese no es mi problema¡
Le señala al abogado que le ha ayudado. Juan le da la mano y luego le pregunta:
--¿¿quien le pidió que viniera?
El abogado se aparta un poco y señala a Cruz que está en un rincón. Saluda en un gesto militar aunque sonriendo burlón. Por un lado a Juan le ilusiona que Cruz lo haya sacado por otro lado le duele saber que se va a burlar de él. Se acerca a él. Los dos se miran nerviosos aunque con ganas de devorarse.
--¿¿qué? ¿No te duele dejar este hotel de 10 estrellas? --pregunta Cruz burlón.
Juan no quiere que lo note desesperado ni agradecido: 
--¿qué hacés aquí?
--soy tan buena gente que vine a sacarte --con una sonrisa burlona que molesta mucho a Juan.
Cruz va hacia la puerta. Juan tras él:
--Lo has hecho para que tu hermana no sepa que sos maricón... --le reprocha Juan.
Cruz lo mira divertido:
--Mi hermana creerá en mí cuando le diga que lo hice por encontrar el bendito cuadro. El único que quedará como un maricón eres tú.
Juan se muere de rabia. Cruz va hacia su auto.
--Yo me voy a pie.
--Tu mismo --dice Cruz burlón.
Al ver que Cruz lo va a dejar, Juan se monta. Se sienta a su lado. A los dos les excita mucho estar juntos.
--¿no que no venías? --pregunta Cruz burlón.
--Me la debes.
--Si pero podrías ir detrás --Cruz fingiendo molestia.
--A mi también me da asco estar al lado de un maricón como tu pero ni modo... --dice Juan tragándose su deseo.
--si claro..
Juan quiere borrar esa sonrisa en el rostro de Cruz.
--Y veo que estás muy divertido. Nadie te debe dar bola y si no llega a ser por mí ni sales.
Los dos siguen en su rol de desearse y atacarse.
--seguro que si los canas se enteran que sos maricon te hubieran hecho un favor --Cruz.
--el favor lo necesitás tú.
--qué más quisieras tú que tener el sexo que tengo yo.
Ya que no logra molestarlo, Juan cambia de tema para así quitar importancia a lo que hablaban.
--¿porque no nos dejamos de boludeces y buscamos las pistas de tu padre? Si yo estoy involucrado de alguna manera  quiero saber lo que ocurrió...
A Cruz le divierte mucho hacer enfadar a Juan y con ironía dice:
--esta bien, prometo no volver a dejarte en bolas.
--No creo. Se nota que te mueres por mí. Te encanta mi cuerpo. --Juan irónico.
--¿quien empezó a dejarme en bolas, boludo?
Los dos se miran con ganas de estrangularse y cogerse con pasión.


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