Cruz y Juan están desnudos el uno al lado del otro. Los dos se desean. Se reojo se miran y contemplan milímetro a milimetro el cuerpo del otro. Ese cuerpo que tantas ganas tenían de descubrir. Cruz es el primero que abre los ojos para ver ya con perfecta claridad la belleza de Juan en todo su esplendor.
--eh, hola... No te había visto.
Y mira hacia la ducha, el agua le salpica toda la cara. Traga. Se comporta naturalmente, como si le diera igual. No como si estuviera lleno de deseo. Juan abre los ojos. Es un gran impacto ver a Cruz desnudo. Le cuesta mucho disimular el deseo que siento. Se lo queda mirando fijamente con cara de depravado. Cruz siente su deseo y le fascina. Juan se lo queda mirando descaradamente y Cruz con una pícara sonrisa le dice ironicamente:
--¿ocurre algo?
--si.
Cruz lo mira pícaro, esperando alguna muestra de cariño pero Juan con indiferencia le dice:
--que eres lento.
Cruz esperaba cualquier cosa menos eso:
--¿como dices?
Juan le habla con frialdad:
--que llevas horas duchándote.
--es que me encanta darme una ducha tranquilo. Me meto en agua caliente y no me doy cuenta de nada. Ni vi que entraste tú. --dice Cruz con la misma frialdad fingida que Juan.
--¿para todo eres tan lento?
--no, no para todo.
Cruz le guiña el ojo. Juan está ardiendo:
--este quiere fiesta y yo soy el más indicado para dársela.--dice Cruz para sí.
Se miran a todo fuego:
--y es que está como quiere. Nunca un hombre me gustó tanto --piensa Juan.
Y es precisamente por esa fuerte atracción que siente por él es que le da algo de miedo. Es un miedo que a él mismo le sorprende.
--¡¡ningún loco a ti te pudo y tú no vas a ser la excepción. Te voy a domar¡ --va diciendo Juan a Cruz pero con la boca cerrada.
A Juan no le gusta la sonrisa de una burla seductora de Cruz:
--¡¡no te vas a reir de mí¡ --va diciendo Juan para sí.
Cruz está tan excitado como Juan. Ya se le ha olvidado que tiene una pista por descubrir. En realidad lo único que le interesa es acostarse con ese hombre que tiene delante. Ese hombre que parece que salió del cuadro y que lo tiene impactado desde entonces.
--¿se puede saber que tanto piensas? --pregunta Cruz con ironía.
--eres un patoso, lo tuyo no es esgrima. Espero que en otros campos seas mejor.
Juan habla bruscamente mientras se va acariciando el pecho poniéndose jabón. A Cruz ni lo mira. Éste está demasiado ansioso como para esperar más
--cogiendo soy el mejor.
Y le guiña el ojo. Juan traga saliva excitado. Con los hombres él siempre fue el dominante y no le gusta sentirse dominado. No dice nada. Cruz no tiene ninguna duda que a Juan le gusta mucho él. Le acaricia el pecho coqueto.
--¿no quieres probar?
A Juan no le gusta el descaro de Cruz. Está acostumbrado a que el sexo lo obtiene en el antro de moda y no en su lugar de trabajo y también siendo él quien toma la iniciativa y no al revés.
--¿¿es que eres maricon o qué...?? --dice Juan muy molesto.
A Cruz le hace gracia que Juan se haga el ofendido. Y como si estuviera molesto dice:
--no yo no...¿y tú?
--¡¡claro que no¡¡
Juan no se fía de Cruz. Tiene miedo que sea una trampa y que después diga a todos en su lugar de trabajo que es gay y no quiere que se sepa por eso se finge molesto. Tras el no de Juan Cruz se pega bien a Juan y con ironía le dice:
--ahora que sabemos que ni tú ni yo somos maricones... ¿curtimos?
Juan y Cruz pegado el uno en el otro. Ambos sienten como sus armas sexuales se desean.
--Es seguro este lugar... ¿entrará alguien?
Juan está totalmente hechizado por Cruz. Totalmente dominado y no le gusta. Hace que no con la cabeza.
--pero...
Le va a pedir que se vaya pero Cruz lo besa y ya nada se puede evitar. Es un coito rapido y salvaje en el que Cruz toma la iniciativa y los dos disfrutan mucho. En el momento que Cruz ha descargado en el interior de Juan va hacia su ropa y se empieza a vestir. No le dice nada y a Juan le molesta y para vengarse dice:
--¿y eso es todo lo que sabes hacer?
Cruz está demasiado seguro de sí mismo y no se ofende, todo lo contrario. Algo que molesta mucho a Juan. Se viste rápidamente mientras dice con voz sensual:
--No, sé hacer maravillas pero antes de dejar que disfrutes de ellas quiero que me demuestres que sirves para algo. Pareces una virgencita tonta y eso no me gusta.
--¡es que sólo me doy a todo con los tipos que verdaderamente me gustan¡ --dice Juan molesto.
Juan se molesta con mucha facilidad y Cruz no. Saca una tarjeta y se la pone en la boca:
--cuando quieras sexo bueno me llamas.
Juan agarra la targeta diciendo:
--¡jamás¡
Cruz lo mira burlón y dice:
--me llamarás.
Y se va. Juan se queda desnudo y molesto. Se golpea los puños con rabia.
--¡¡maldito, maldito¡
Mira la tarjeta de ese guapo desconocido:
--¡¡no lo llamaré quisiera romperla pero algo más fuerte que su voluntad lo retiene¡
Cruz se mete en su auto. Aunque no lo ha mostrado ante Juan está molesto.
--¡¡estúpido¡ ¿¿qué se ha creido? ¡¡ese tipo es de los que se cree muy muy pero yo le voy a bajar los humos al Narciso ese¡ ¡¡le voy a demostrar que no es el centro del mundo¡
En el momento que llega a su casa, Maria Lidia se acerca a su hermano.
--¿¿cómo te fue?
--¡¡qué te importa¡ --dice Cruz molesto creyendo que le pregunta por su polvo con Jian.
--¡¡chico que caracter¡
Cruz agarra una cerveza y se sienta con ella en el sofá. No se quita de la cabeza a Juan y el rico polvo que han compartido.
--¿averiguaste algo del cuadro? --le pregunta María Lidia.
--¿de que cuadro? --pregunta Cruz distraido.
Maria Lidia está sorprendido:
--¿¿¡no ibas a ver a Juan para tratar de descubrir si sabe algo del cuadro?¡
Cruz pone cara de sorpresa. Lo había olvidado totalmente.
--Entonces ¿no averiguaste nada de Juan.? ¿lo viste?
Cruz sonríe picaro.
--No, no pasó nada ¿y a ti? ¿como te fue?
María Lidia está sofocada. Está de espaldas a su hermano para que éste no se dé cuenta que oculta algo.
--Clara es de mi edad. La de la tarjeta debe ser su madre que murió hace cinco años.
--que mala suerte.
Cruz la nota sobresaltada al hablar de Clara:
--¿te ocurre algo?
María Lidia entonces le busca el portatil y le enseña la información que encontró sobre Los Principes de La Civetta.
--Benicio de la Civetta murió hace 27 años, estaba recién casado. La esposa estaba embarazada y murió en extrañas circunstancias después de dar a luz.
(hay sólo una foto de él en su boda)
--Es Juan pero con el pelo corto --Cruz sorprendido.
--ya te dije.
María Lidia le muestra otra página en donde hay muchas fotos de otro chico:
--Este es su hijo Andrea.
--¿Andrea? --dice Cruz riendo-- ¡¡que nombre más ridículo para un chico¡ Le pudieron poner Manola.--dice Cruz divertido.
--es italiano.
--ya sé ... Es más bien un chico feo... no se parece al del retrato...
En la noche, Cruz se la pasa admirando el cuadro y pensando en Juan. Se muere de ganas de verlo.
En la mañana siguiente, Juan llega en su moto a su lugar de trabajo. Cruz se le acerca a él y en tono algo afeminado y con burla le dice:
--hola precioso...
Juan se pone nervioso.
--¡¡que haces aquí¡ ¡¡no me comprometas¡
A Cruz no le importa nada y lo besa con pasión. Juan tiene cara de susto, de que alguien los esté viendo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario